El gruñido la acorralaba, la llamaba por su nombre: Enedina. Era como un repiqueteo, un chillido escalofriante con matiz de jactancia y sentencia, de ironía y de mofa; un recordatorio de que era ella la perseguida; y quien la clamaba, el rastreador
Todas las noches algo o alguien acosaba a Enedina en sueños, alguien o algo la atormentaba, la perseguía en cuanto caía dormida. Algunas noches, desde la modorra comenzaba la persecución. Era ella corriendo adentro de una casona oscura y triste, con techos desvencijados y árboles llorones que bardeaban puertas. No había salidas. Desesperada, buscaba un escondite en corralones vacíos de gente pero colmados de sombras. La casona estaba rodeada de escaleras de caracol que ni subían ni bajaban a ningún lugar. Todo era extraño e intimidante, luego venía la voz.
Ya despierta, por la mañana, la atacaban las preguntas: «¿Dónde están los habitantes de esas llorosas fincas?, ¿están vivos o se murieron?, ¿saben el nombre de mi atacante?, ¿conocen su rostro?, ¿son cómplices todos?, ¿quiénes son? ¡¿Dios mío, y si todos están en mi contra?!», se preguntaba angustiada.
En una de tantas madrugadas, en plena caza, estando encorvada de terror mientras escuchaba cada vez más cerca el rugido de su perseguidor, escuchó otra voz: un grito femenino advirtiéndole la presencia de los infames ocupantes que ella misma había llamado. Estaban estas sombras despegándose poco a poco de las paredes donde dormían cuando Enedina despertó empapada de sudor. Eran las cuatro de la mañana.
Cansada y harta de huir, tomó una decisión: se volvería a dormir, pero esta vez con la determinación de enfrentarse a sus atacantes para averiguar el porqué de aterrorizarla en sueños con esas penosas persecuciones nocturnas.
Las pesadillas terminaron, aunque no hubo confrontación. Para descanso de Enedina los agresores no se presentaron esa noche ni ninguna otra. Pensó aliviada que tal vez le pasó lo que al ratón que vivía encerrado en una jaula a pesar de estar la puerta abierta por temor al gato, que era solo producto de su imaginación.
Libro ''Mariposas''
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