top of page

Estereotipos

Writer's picture: Claudia CastiloClaudia Castilo

Hace unos días, una vecina que hasta entonces no conocía se acercó a mí. Dicen que lleva treinta y siete años viviendo en este edificio. Por su edad y antigüedad en el inmueble, me merece todo mi respeto. Aunque no habla con ninguno de los vecinos, en realidad no se mete con nadie. Nos hemos saludado con un movimiento de cabeza de vez en cuando, a modo de cortesía, y quizás intercambiamos algo trivial cuando todos los inquilinos tuvimos que salir corriendo, sin zapatos, una noche en que hubo un peligro de incendio.


Pero nada más. Lo que quiero decir es que no sabemos nada una de la otra, más allá de lo que se pueda ver por fuera. Desconocemos de dónde venimos o hacia dónde vamos. A lo mejor no podríamos adivinar qué lectura nos gusta o qué nos hace llorar a simple vista, sin hablar. Así que cuando me preguntó si tenía un minuto porque quería pedirme un favor, no imaginé lo que me iba a decir.


La vecina asumió, muy atinadamente, que soy mexicana. Lo que no sospechaba y hasta le sorprendió cuando lo dije fue que yo no podría ayudarla tan bien como ella creía. Para el favor que me pedía, yo no tenía ni la más mínima herramienta para cumplirlo. Me pidió algo que no tengo y que no creo que algún día vaya a existir: mi propio recetario de cocina. A pesar de los esfuerzos de mi madre -una gran cocinera-, y otras mujeres de la familia por enseñarme sus secretos y trucos de cocina, ese noble arte nunca me interesó. Por lo tanto, no sé cocinar; me encanta comer, pero la sagrada preparación de alimentos la dejo en manos expertas, como las que tenía mi mamá.


Ahora, la curiosidad me invadía al querer saber qué había impulsado a mi vecina a preguntarme por recetas de cocina, pues yo sabía lo reservada que era. Me dijo que vive en el lado opuesto del edificio y que varias veces por semana le llega hasta su ventana un magnífico olor a comida mexicana. Me contó que, aunque ella no nació en tierra azteca, esos aromas semanales le traen cierta añoranza. No me extrañó, la comida nos conecta. Comer es algo primordial, ancestral y que es mejor hacerlo en compañía. No sé quién en su lado del edificio esté cocinando esas delicias, pero mientras lo averiguamos, mi vecina y yo hicimos una cita para ir a comer la próxima semana a mi restaurante mexicano favorito.

11 views0 comments

Recent Posts

See All

Indulto

Comments


bottom of page